Gaviotas

Todos los días, después del trabajo, o antes, paseando, paseo con el sol, escapando en el día, huyendo de la policía, la inquisición, me refugio en mi escondite, mi playa, reserva natural. Ahí tengo mis juegos, mis piezas de madera, mi “No. 5”, mi bar, mis vicios; yo también juego con gaviotas, bellas, invitándome a jugar, a escapar del mundo normal, mis compinches, susurrándome, viendo las novelas, las ilustraciones, todo es exquisito, y hay agua siempre al final. Pero también, yo tengo un apoderado, un “Bapu”, protegiéndome, “es por mi bien”, en casa mucho control, “ese pelo largo...”, las gaviotas, “Tráeme algunas para jugar”. Y pues, pasa lo que pasa, con mi azucena, mi girasol, las gaviotas, no quieren posarse, contemplar conmigo, leer los cuentos, hacen falta, las gaviotas, los juegos, las fantasías; y el tutor, cabo“Rotenmeier”, está pendiente, lo hace por m bien, por un mañana mejor. Qué mal. Ahora ya entiendo, los cuentos, las historias, las familias, hostigantes, interminables, ya casi medianoche, y todavía están en la casa. Ahora entiendo, otro poco más, emanciparse, liberarse, seguir al sol, las olas, pues, después de todo, están más tiempo, han visto todo, puedo saber más. Pero, falta, soltarme, los nudos, “desnudarme” también. Me gusta más la playa que la oficina, la arena, el jardín, enredarse, ver palmeras, beber savia, las conchas, no me lo quiero perder. Me espera otra velada, un Cavernet, una piña colada, fotos, quiero verte, quiero que juguemos con mis gaviotas, te va a gustar.

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