¿Estás todavía?


Ups, hola, ah sí, soy yo, ah sí, estamos de acuerdo. Tienes razón cuando retomamos la última plática, antes de la tormenta, medianoche, las luces, la lámpara que se cayó, el trato, la palabra, ser consecuente, todo eso. Pues, estaba pensando, es que, "Pasaba por aquí", "Estoy buscando una dirección", "Estoy ayudando al niño con la tarea", "Tienes algo mío", sí ya se´, no hace falta, no puedo engañar, no sé hacerlo. O tal vez sí, tengo razón en que tienes algo mío, en tu guardarropa, el joyero, el tocador, los algodones, la lencería, los zapatos que me modelaste, salieron en la foto, en la galería, con el par que te compré, o con los de la colección de verano, que no esperas estrenar, cuando salíamos, pensando en ir al casco viejo, al mediodía, escucharlos andar. También hay la foto de la mantilla, la de ir a la iglesia, el barquillo invadiendo tus manos, tus labios, tu foto en el canapé, no pasa de moda, la pinta, las mejores piernas de la red, me siento deslumbrado, deslumbras, eres un tesoro escondido. Debería pasar a buscarte, a preparar mi equipaje, mi neceser, mi catalejo zarpar en el primer buque a las pirámides, internarme en la espesura, tu espesura, tu tierra, tu jardín, encontrar la hoja con la poesía, o los pétalos, o la gema que perdí en la fiesta temática contigo por ponerme a revolear y subirme a la terraza a dar gracias por estar vivo y tener salud, dinero y tu beso. Ya sé cómo pasó todo, igual que a mis diecisiete, dieciocho, en la fiesta dieciochera, tú tienes la culpa, no hubiera ocurrido si no te pusieras coqueta, te hubiera sentado conmigo, o invitarme al ático, me hiciste sulfura,r me hiciste llorar camino a mi casa, sin una vida extra, o un encuentro de rescate. Así también al día siguiente, no sé como hice para volver y contener las lágrimas, y nos dimos una oportunidad. Ya no va conimgo el por qué dormimos solos, o al final reconciliarnos, o mejor dicho mi imagen importa, mis negocios, la ceremonia, me gusta la ceremonia, la gala de investidura, ser el príncipe del mundo pero también contigo, dejar mi investidura y ser el mayordomo, a tu regazo, a tus rodillas, una cortina de seda antes de tu sonrisa. Ah bueno, estamos en la onda de las confesiones, estamos muy pasados, está bueno, quiero tu sí, podemos salir este sábado, y me dejes calzar los zapatos de regalo, y tus manos, y fresa en tus labios, y miel, y crema inglesa, y el tocador, y la lencería, y la suite presidencial, otra cosa, tal vez.

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