Es la del antifaz
Es la de cabello largo, abundante, de seda, brillante, "sensible al tacto". Es una doncella, de París, o de Estocolomo, de intercambio, de Praga, San Petersburgo. La ví también, en la fiesta, en la milonga, rodeada de caballeros, de armadura reluciente, o los de la Gran Cumbre, o de la Opera. No puedo quedarme así, como un observador, en mi cabaña, en busca de una aurora, hoy, mañana. Pero, igual, aunque puda despedirme, de mis amigos, de mesa, de la oficina, apurar mi aperitivo, encontrar una coartada o algo así, aunque sea así, es hora de partir, para ella. Ahí se va, alejándose, sus pasos, de dulce, caramelo. Ahí va, hacia su habitación, la espera alguien, su mayordomo, en su coche de marca, hacia su mansión, o alguna otra fiesta, otro baile, en brazos de su mejor amigo, o un Barón, o alguien con la gracia, de envolverla, tocarla, en un salón, con mosaicos, zapote, grana. Ya sé con quién soñar, dónde hacer "Tunning", fantasear, convertirme en hombre lobo, antes de caer en mi almohada.
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