Ráfaga

Una voz, un aura, no estoy solo, puedo hablar, desahogarme, aquí, frente al pelotón, durante mi ejecución, me siento ejecutado, luz blanca, crema, una ráfaga, muchas, fuego a discreción. Me siento ejecutado, abatido, por una cadete, un retoño, una muñeca, es una niña, con su traje, su dotación, una descarga, de su tocador, su "placard", de sombras, de lápiz, de tacones, firme, por primera vez, en puntas de pies, se pasó, ni Gagá, Carmen, la Chacón, son tan indiscretas, y estoy viéndolas, todas, juntas, exóticas, muestras, de la especie salvada del diluvio, la de la fiesta, la que hizo despertarme, encontrarla en la playa, sola, está aquí, frente a mis ojos, sobre mí, es gigante, desbocada, imponente, me aplasta, me hace caer. Aquí estoy, en primera fila, en el patíbulo, ante mis padres, contemplando todo, consternados, con mi castigo, mis gestos, tal vez preguntándose por qué a mí, yo tan formal, sin hacer un ruido en la mesa. Yo hasta en la ejecución necesito permanecer inmaculado, inglés, o si no se van a aterrar, se van a angustiar. Es algo brutal, humillante, dominador, su melena, sus vueltas, sus caderas, sus pasos, "azabache", "pony", silvestre, rozagante, yo soy un polluelo, imberbe, catatónico, con deseos de correr, ocultarme, húmedo, mis ojos, mi pecho, llorar, y reír, sonreír, adoptar el rol más indefenso, más inocente, estar feliz, ella me hace feliz, me apalea, me hace arrodilla, me cubre, pero yo quiero que se congele, que dure por siempre, yo quiero moverme, si me dejaran, si pudiera, sin que me miren, lo hagan con pesar, o consternación, pensando que me chiflé, se me corrió, esto es una locura, mi locura, mi piñata, mi escape del mundo, yo quiero moverme, si pudiera, si no estuvieran mirándome en todo momento, volvería a la naturaleza, mi estado primitivo, haría todos los gestos, sería un gran teatro, estaríamos juntos, a solas, ella, no me daría pena, reír, besar, volar no pesar nada, volvería a los papelitos, el pañuelo, la vuelta en el Monumental. Pero es tan formal, tan solemne, ante mis tutores, y después correré, escaparé, porque volverá, a descargar sobre mí, como antes, con sus muñecas, su tocador, sus mejillas rojas, bailando y cantando, como en París, solo para mí.