Nueva temporada


Aquí estoy, desempolvado los recuerdos, cubierto de tierra, de cenizas, de los despojos de la fiesta, del estreno de la nueva sala "loft" con su sofá hasta el suelo o su mesa de murano. Encontré el álbum de fotos, de la fiesta de nochebuena en la galería de hielo con sus pinos, sus frutos rojos, sus cortinas de mosaicos todo diseñado por Jacobsen. Está todas las fotos. Están todas. La azucena, la margarita, la rubia y la trigueña como las rosas, la portada de la revista del 77'. Están también la latina, la florecita acústica, creo que no falta alguna. Pero igual, no está en "feeling", se perdió en la plaza de mercado, o en la selva. Lo cogieron, como también mi "xin li", mi esencia, mi "mango" bueno palpitante, y mis ahorros, mis reservas en el estado del tesoro. Y aquí estoy, después de pedir el rescate, hacer los recortes, negarme los remedios para el tratamiento. La azucena se fue con un señor de Suiza o de Polonia a un chalet en el Tirol. Bueno, sí, me porté muy mal, pero por su parte no sé qué hizo, no le entendí, pensó de todo menos en el amor. Mi ángel, ah sí, quedó de llamarme, no creo que lo haga, mucho menos, hacer la danza, en el oasis. Está mejor con sus negocios, y está también haciendo la fila ante el fondo para pedir rescate. Aquí está la florecita, como siempre, de seda, chica, egipcia, escocesa, con sus zapatos favoritos, y también míos. Estará por ahí, en el club del centro, en la fiesta de espuma, todavía hacen fiestas de espuma, por la salida a la selva, sin policía; y se quedó con el carrete, el proyector, y con esos montamos aquel domingo parisino. Y era a cuenta de nada. Bueno, peor, o mejor, no sé, la impulsadora, la diseñadora, la ejecutiva, sabe tanto del mundo; pero pues, es muy fácil, dejó los juegos, el póker, me enseñó las cartas; ahora se volvió adulta, racional, ocupada. Ya tiene con quién ir a la "perrada", a cenar muy condimentado, muy costoso. Como la niña alta, pecosa, tal vez les cueste unos kilos de más, unas vacaciones menos, pero están formales, tienes casa, coche, un sastre, van a la bolsa, al "autoservicio", al merendero de siempre, si ponen la música de moda está bien, aunque sea recalentada. Lo que cuenta es bailar, mover el cuerpo, así sea en soledad, entre gente sola; o aunque sus zapatos las maltraten las distorsionen o no se vean como en la era del Renacimiento. Yo seguí con mi "Circus Charlie", mi número de moda y de baile, mis juegos. Ya puedo montar la publicación No. 1 del magacín, con las fábulas, los "trends", la sección "gyaru", y estas tontas se lo perdieron, se plantaron solas. Yo sigo como si nada. Tal vez haya una segunda saga, otra generación, de mente abierta, honesta, femenina. Ya están Nubes, "Betty", Hannah, a su tiempo, en mi almohada. Hora de dormir.

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