Aquí es la fiesta


Aquí no hay cazadores, en busca de la cita, el "récord", armados hasta los dientes, de la fragancia, el traje, la educación que dejaron en la mesa de noche entre semana antes de la oficina. El cielo tenga piedad de los señores, las señoras, los señoritos, bailando la canción de moda de la nochevieja pasada, de la otra, de las demás, hartándose, haciendo mezclas con fermento y melcocha, haciendo el mismo personaje todos los años, y se perdieron el primer amanecer y que el mundo gira. La vida es lo que ocurre mientras estamos ocupados en la fiesta de nochevieja. La fiesta es aquí, y ahora, con Mantovani, Mancini, André. el "lounge", el tapete, los cojines, de Tarifa, Estambul, "Agrabah", tus pies de seda, escapándose, de "puntitas", sin que nos demos cuenta, de los chapines, los zuecos, todos de tacón, de porcelana, sosteniéndote, esculpiéndo tu espalda, y yo quiero postrarme, besar antes que escapen, o que los bailes, como en la feria, en la era del "ballroom", el rockabilly, los mosaicos. Las uvas, el brut, de Cornellà. del Penedès, de Barceló, el brindis, el merengue, la balada, el abrazo, todo es sin afán, no sé afán de qué, la oficina, la asamblea, el guayabo, no sé de eso aquí y ahora. Yo sé solo de tí, que te quedaste, viniste con la flor en el cabello, volviste, como en la era del colegio, el viernes, después de clases, que ya es hora de bailar. Me persuades para que te ponga atención con tu outfit, con "charm", "burlesque". Nadie se dio cuenta, debajo de la mesa, o cuando fuiste un momento por una bebida, yo quedé pasmado, a ver cómo guardo la cordura, mi traje, mientras me muero por tocar, navegar por tu traje, tu calzado, dejarme caer, dar besitos a discreción. Aquí es el encuentro, otra fantasía, todas las fantasías, la cita eterna, el ansia eterna, de ir por tí, alcanzarte, como antes o después de tu viaje, por el muelle al momento de abordar, tus pasos, tus caderas. Aquí no es como en aquella fiesta, mi fiesta, la fiesta que perdí, estaba muy niño, cuando la niña del moño me cargó y me cantó. Pero te pusiste también el dije y el mismo calzado. Las fotos, la rosa en tus manos, en tus mejillas, descubrirnos, también en sin afán.

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