Mejor todavía

En el año de la palmera, no es el diario sensible, pero puedo escribirlo ahí, voy por la calle, la calle deteriorada, como la encontró el paseante anónimo, con un muro de cemento, un riachuelo, con basura, para hacer u proyecto de paisajismo, pero voy caminando hace sol, se pega la tierra a mis zapatos, mis mejillas, quiero algo fresco, de la huerta, unas frutas a la ensalada, una sopa de malanga, una florecita, en pava, delantal, con quién irme a bailar, a la plaza, a la casa de la estudiantina, como hicieron los abuelitos. Llegué a la plaza, al comercio, ahora todo es “acorde con los tiempos”, para ahorrar tiempo, con mucha pintura, colores pastel, sin gracia, ya no está la fonda paisa, con las pinturas de los 20, de la actrices, los teatros, los números venidos de Austria, Rusia, China. Hay una señora, una niña con el cabello hasta la cintura, es escoceses, ropa de la tienda, los zapatos importados, los de las italianas, no están mal, creo que ya me voy, hay que preparar la presentación, la exploración, el semestre es duro, no me puedo atrasar. A pie, caminar, es como estar con mi mochila, por Phnom Penh, también hay los tesoros, la princesa de Jade, entre los escombros, el sol, la arena; la quiero para mí, quiero besar, despojarme de la poesía, la formalidad, me siento raro, castizo, mayor, la encontré junto a la cúpula, le da el sol antes de ocultarse, sobre su cabello ebanero, sus tobillos de seda, toda de seda, sobre la pasarela; es de la jungla, de tierradentro, sin vestido de tul, sin los escarpines italianos, pero son altos, de tierra caliente, con una florecita en la hebilla; es un ritual, una ofrenda para el sol, ha sido sólo un minuto, pero uno para siempre, en la cúpula, prometiéndonos bajo el atardecer, sin la playa, el bohío, con el sol, en medio de los dos, alumbrándonos, dándonos la bendición, nada más le pregunté por un libro, un disco, la carta del general, para mi estudio, me dio razón, con su voz, de miel, un retoño de miel, en una muñeca, nativa, mulata, de canela, de la huerta, del jardín, tiene un jardín, quiero perderme, posarme en su jardín. Yo quería llegar a mi casa a poner manos a la obra, escuchar música culta, pero don Ata, la música paraguaya, tener fantasías, es una tentación, es despojarse, es mucho mejor. Después no sé dónde caminar, si tendré lo que quiero, vuelvo a lo mejor también.

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