Los 90s


Todo. Eres todo todo todo. Mi proyecto personal. Mi historia en la nueva era. Ya no me importa si hay otro en mi lugar o si me hiciste llorar sin aceptar mis presentes o mi helado de frutos del bosque, y tan hermosa esa tarde, estrenado tu dije, tu tocado, tus medias de canela. Esta noche todo es muy especial, sabio, fácil, posible, descomplicado, la decoración estilo francés, el menú del día, la tipografía de la esquela de bienvenida del chef, sin tener que ir al consulado, aunque sienta que me ahogue o esté a punto de llorar sin un pañuelo o una excusa centenaria que me deje comportarme contigo como un gentleman, distinguido, o como lo que quieres que sea tu ángel, tu viajero, embajador, inglés mediterráneo sobre la arena o en su dirigible como el que esperas en tu ventana después del largometraje. Así yo quiero ser, así yo quiero participar, visitar tu mundo, ser tu acompañante en la cena con orquesta, ser inolvidable, repetir por siempre. El caminante el gitano, el romántico, 'rollingo', setentero, sin champú o una muda inglesa fumando por Woodstock o Glastonbury ya no se acepta, ya no lo acepto, aunque yo haya sido criado en la madreselva en la carreta en medio de la arena y los dijes. Mírame. Mira mi corbata, mi traje, mis mosaicos, mi corte 'Johnson', rasurado hasta mis sienes, mi tarjeta internacional, mi catálogo de puntos y millas, mi mercado para compartir contigo y tengamos bienestar por siempre. Me gusta el 'gypsy' también como a ti, la guitarra flamenca, la rumba, las mezclas, el negro, la actitud, la movida de ahora, sin demora, con una sonrisa, sacando pecho hablando fuerte, como los varones. Te gusta Keanu, Brad, Pierce, para lo que quieres tener, o ser, pasear por el parque, por la ronda del beso, o invitarlo a su estudio, tu alcoba, tu cocina o recrear la escena de la película así en forma fuerte, apasionda, húmeda, explosiva. Nada es imposible. No acepto que no sea posible o perder. No acepto divagar, cuestionarme si está bien, si va conmigo, no sé. Camino a casa, no está el mar, el paisaje, pero es quedo, tierno, floral. A veces me da envidia el vagabundo sin ciudado, sin afán, porque no tiene afán de pasar el proceso de selección, no tiene jefes, compromisos con la sociedad. Me da afán también porque escribe muy bonito, sabe tus fantasías, te hace sentir mariposas, está a la moda también, combina con la decoración del lugar, es un pintor de Montmartre, en su mente vive la historia, la fantasía de la funcionaria de las piernas de terciopelo, la más buenamoza del negocio, parando el tráfico, trayendo admiradores al local para verla caminar en minifalda o cantar la balada después de la fiesta. Esa historia, en forma de pintura, esquela, onces, colección de fotos, o un abrazo o una sobremesa en el cuarto del conserje. Todo sin tiempo, vigente por siempre.

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