Un vicioso
Ya, "hay que vivir el momento", primero lo que calma la sed, atiende el cuerpo al momento, como antes, siendo un niño, desprotegido, como un brote feliz, ante el desierto, bravo, histérico, esperaba la sombra íntima, para hacerme hombre, sentirme hombre, ¿con quién? ¿dónde va?, en mi clase, con la que se sienta a mi lado, en la época de la fregona, los rulos, el "petticoat", pero, femenina, un girasol, hambriento de sus piernas, orquídeas, libres, al viento, arena, seda, que me coman, me muevan en altamar;... y después del carnaval, esperar agazapado, que sea sábado, para poseerla, uno tan "pepa", y tan buen religioso. "Mamey", entregamos el problema, es práctico, hecho en casa, una vianda con mermelada, lo que no puedo ser al sol, serlo en mi "búnker", a ver con quién más, la de la tienda, o la revista fermentada, fuera del alcance de los niños, buenos, o de televisión, o ahora en fibra óptica, en ondas; tengo para mí, un club oriental, de trigo, de canela, maduras, abiertas al sol están mejor, descalzándose, meciéndose en la playa, me echo un papeleta, y otra mañana, en busca de algo que no encontré, y voy a seguir buscando así. El sol, la tierra, las galaxias, me siguen esperando, amablemente, a salir al aire libre real, sentir en mis mejillas el cielo al mediodía, o como salir después de la ducha, "very cool nice", a bailar con la azucena, ex-amante, en mi espacio cerrado, del palacio hindú, exótica desde los tobillos, y ahora flor real, o bailar con la margarita, o con la orquídea tapatía; la sed es absorbente, el cuerpo quiere siempre ya.
Comentarios