Qué antojos

A la hora del café, "pousee café", "el mejor momento es la mesa, es la sobremesa", después del entremés, un "smoothie", los panqueques, pasamos a la barra, hay "toffees", frutos rojos, amarillos, miel de Maple, las historietas, la pasarela, tu colección nueva, alrededor del amoblado, sobre él, en carmín, en canela, en minifalda, Lolita, bailarina. Yo vendí mi Ferrari, mi comfort, madrugo a Ryoanji, Antaiji, preparo mi mesa, mi plato con malanga verde, féculas, lo que da la tierra, y así, quiero mi mañana como siempre, mis monachos, mis postres, mi beso, mi locura. Me pueden los antojos, no puedo resistirme, acudir a la cita, en busca de mi sabor, mi crema, hoy, para coger lo que yo quiera, y después reservar, quedarme todo el día, convidatre, quiero que vayas, no te comprometas, te quedes, me cuides, me calmes, te dejo fundirte, en mis ojos, mis brazos, te dejo jugar, como en tu tocador, seas "Gagá", una diva, sobre el canapé, la mesa, todo victoriano, a lo largo, desde la punta de tus pies, haciéndote un ovillo, hasta tu mirada de niña. Envolverse. Yo me envuelvo también, me envuelven, mis tentaciones, de más, de otro sábado santo, recibiendo la primavera, bajo la bruma, un brunch, la hortensias, tus pasos, de arena, de oro, ser niño de nuevo, jugar a los novios, nadar en tí, tus piernas, tus labios, de terracota, de amapola. Para mí no está bien, no puedo aceptar, no tener mi postre, mis ilustraciones de Disney, que no estés, no te acuerdes, del aniversario, del día del "Creme Brulee", no acudas a la cita, o tengas que ir al salón, o dejaste en casa tu cabello, o tu calzado nuevo, para tí sola, de rubíes, de terciopelo. Yo me espero, tal vez sea mejor mañana, que hoy, soy paciente, ya no tengo prisa como antes, pero me da angustia, dolor de muelas, ansias de rayar el muro, la fachada clásica, con un aerosol, un lápiz viejo. Será que te necesito, daría todo por tí, verte en el almanaque, ganarme la cena para dos, practicar las fantasías, en la mesa del final, con las cortinas, donde nadie nos vea, arrancarte una sonisa, un suspiro, largos, profundos, ser felices. No sé qué hacer, solo, te necesito, o necesito mis desayuno, cerraron mi salón de té favorito también, no hay quién posea en la mesa el glamour, el estrato, que me satisfaga, pero ya llegué a la frontera, no puedo ir más. No estaría mal, un cambio de hábitos, de taller, tramoya, para sentirme más liviano, caminar sin prisa, holgadamente, en lino, "leather", verde, sostenible. No estaría mal, como en Copenhague, Estocolmo, la reserva verde, donde se cuidan los recursos, es más lento, más dulce, hay más por menos. Quiero consentirte más, por enloquecerme menos.

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