Un fantasioso

Estoy, en mi casa, en mi oficina, en el tren, en paz, seguro, moviéndome seguro. De pronto, estoy en Londres, en el desierto, el tren, de aventura, contigo, eres mi compañera de viaje, mi cita, mi Madrileña, por la Plaza, el paseo del beso. Hoy es viernes, función vespertina, ya tengo las reservas, el chofer nos espera. Nos vemos, en la boutique, la tienda de Mustafá. Por fin verte, es como una fiesta, en Río, Venecia, una tentación, un lío. Quiero quedarme contigo toda la noche, no te presto, no te dejo sola, así no más, a merced de las fieras. Quiero bailar contigo, convidarte a mi escondite, al jardín de los Spencer, unas lecciones particulares, de literatura, filosofía, unos chocolates, una rosa, deslizándote en tus mejillas, tus piernas. Como la otra tarde, entre almohadas, cobertores, en el Mercadillo, el “teatrillo” al aire libre, puedo inclinarme en la grada, besar tus rodillas, pintar, como antes, en el jardín, sobre tus tobillos, mirar hacia tu boca, hacia el cielo. Aquí, en mi despacho, es apacible, “Zen”, pero en mi pensamiento, mis juegos, es rico, desapropiado, provocativo, escandaloso. No me antoja tanta quietud, me voy, a tomar el vuelo, alquilar un deportivo; pero yo quiero solo, no romper la loza, hacer un escándalo, romper algo más. Mañana te convido de día de campo, de blanco, verte de blanco, tus pasos blancos.

Comentarios

Gui"laine" ha dicho que…
Verte es una fiesta!
Siempre lo es. :)

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