De pendejo me enamoré
No ha sido con la pecosa, la niña del palenque, o con mi maestra, después escribo la fantasía de mi maestra. Mi viejo no me llevó a la cancha, o al circo de los hermanos. Pero ha sido más que mi primer amor, mis primeros, que las niñas del colegio, o las que podía ver, a escondidas, tras la puerta. Me volé, a la biblioteca sola, a la cueva, en busca de las ruinas, los rollos del Mar Muerto, mis ascendentes, la tierra de la semilla, del por qué soy así, soy moreno, ceno maíz. No encontré los textos, los grabados, pero sí, mi ocio, mis juegos, de 6 años, el sábado, después de pintar, salir con mi mamá, de escocés, de cadete, el “Foundant”, el requesón. Encontré las revistas, el transistor, el televisor, “La de la Mochila Azul”, “Mujercitas”, “Café Concierto”, “Mágico Mágico”. Ocurrió, una noche así, en la tele, girando la rueda, no ví magia, o a Houdini, pero sí que fue “Mágico”, “Cinderella”, “The Contest”, el baile de gala de Baton Rouge, como en los libros, los cuentos de Andersen, el baile de las flores, había niñas, retoños, desfile, orquesta. Ah sí, no ha sido un baile de la familia real, o la venida del presidente. Ha sido un concurso, del periódico familiar, para una fábrica de vestidos, también familiar. Pero para mí, fue como mi primera fiesta,mi cumpleaños de ensueño, desear por fin, vestir de traje, los zapatos de charol, que me hacían llorar, ya nome da pena bailar, quiero bailar con las niñas, desde 6 años, como un mirón, en el malecón, todas son bellas, las quiero todas, de tul, cola, Mary Janes, ya sé cómo es mirar, vagar, en busca de amores, mariposas en el ombligo, una curiosidad, tierna, insistente. Un niño de su casa, sus juegos de aventuras, suspendido en el aire, y no tendría más sosiego, porque además de irme a la cama con la “tusa” de no ir a la fiesta, verla por televisión, fué esa mañana, después del cumpleaños, de mi hermanito, me llamaron a desayunar, y después me volé otra vez, me encerré en mi cuarto, secuestré la revista que llegó, con las fotos de la fiesta. El periódico familiar entregó su revista semanal, dedicada a la fiesta. Es grande, más que los cómics de la tienda, la portada, 5 páginas, dedicadas a las niñas, están todas, son tantas, lindas, ríen rico, puse el radio de mi cuarto, estaban los éxitos, la música de casa, “Cumbia con Arpa”, “Recuerdos No. 1”, y así tuve mi primer “metejón”, mi primera “goloseada”, con una revista, con una chica, muchas chicas, todas de revista. “La Cabaña antigua”, “Paleomanía”, “El Origen”, la fiesta, en la era primitiva, ellos, ellas, empezaron el fuego, este fuego, que me acosa la piel, no me deja ser común, decirlo como “Es muy linda”, y nada más, o hacer el comentario aburrido. Por eso al vez,hay Cabaña, “El amor después del amor”, lo que hay, después de unos ojazos, una silueta, unos pasos. Es la semilla, la tierra de la semilla, porque en este niño bueno, sin malicia, sin picardía, echó raices, y creció el jardín, el árbol. La semilla de la flor de la capital, el colegio, dando colores, escampando, a la hora del chocolate, una canción, una flor cantando, un “Cinderella”, a lo “Soho”, “Citté”. Todas las flores, los retoños, Marce, Merce, la “Vané”, la “Tata”, la “Nana”, las rosas fiesteras, juntas, los frutos rojos, las hijas de “Cinderella”, patinadoras, entaconadas. Doctor, me da sueño en el diván, me imagino que ha sido algo de mi infancia estimulante, ya no inventaré películas, también me han gustado siempre los 70s, el “Shojo”, el “Pisanlov”, los talones altos.
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