Que no me la juegue

No mi flor de canela, tan pequeña es, en botón, sola, ya con amigos; o no mi girasol, clara, gitana, apasionada, dulce, hasta los pies; o no mi rosa, de Castilla, de la India, dando los mejores ocres, carmines, en sus mejillas, o en sus piernas; o no mi margarita, bailarina; o mi azucena, koala, curiosa, delicada; o la que coincida en mi camino, y me conquiste, hoy, mañana, cual sea, jugará conmigo, me mandará volar, me dejará otra vez junto al portal de la finca; o tal vez, está pintado en mi cara, estoy predispuesto; ya sé quién me la va a jugar, dejarme en la ruina, sin un peso en el bingo; tampoco es este loco, adentro mío, hambriento, hiena, gato montés; será su segundo, su consejero presidencial, egoísta, egocéntrico, ego, señor ego, señor mente; enterado del mundo, estudioso, racional, vidente, viendo hasta lo más absurdo, como ahora, en la fiesta, la "lulada"; aunque sea el toque más dulce, o inocente, si converge en la elíptica, es una evidencia, una prueba, un crimen, juzgado, el cuerpo es la corte, ella es culpable, un castigo ejemplar, mente demente; un brote en Molinos, otro en Bolivia, arrancándome as raíces, volviéndome un alma en pena, y ahora, en el lounge, manchado las cortinas, el sofá, el piso, pastel, mate, de basura ácida, lo que se expulsa; "hoy lo dejó plantado hermano", y yo lo dejo a Ud., se calla, "chito", sentado, haga todo el relajo, crea que no puedo, me falta "carácter", pero voy a confiar, disfrutar lo que poseo, respetar el espacio, dejar vivir, no tocar las flores, dejarme caer, bello, deli.

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