Bailemos otra vez

Vamos otra vez. Vamos al salón, el mosaico, el solar. Dejarnos ir, podemos celebrar, tocarnos, pasear juntos en altamar. Como en la academia, el “Dojo”, cuando nos conocimos, como siempre, flor, jazmin, clavel, rosa de Castilla; un girasol, mar de girasol, en tu cabello; cielo, turquesa, en tus ojos. Yo estoy, aquí, no me voy, yo me quedo, puedes seguirme, yo te hablo de lo que vimos en clase; yo puedo, la rutina, la fórmula, la carta astronómica; puedes seguirme, con tus pies, tus caderas; podemos soltarnos, mecernos, puedo llevar tu cintura, sostenerte, mirarte a tus ojos, tu boca de frambuesa. Yo quiero también, soy tu “senpai”, amigo de clase, tu confidente; aunque abra mis puertas, puedas, entrar, y salir, cuando quieras, puedas tocar lo que necesites, seas libre conmigo; aunque sea así, cada vez más me atrapas, me convidas. Es, mi secreto, mi tesoro, este deseo, curiosidad, un chocolate, un atracón en la despensa. Igual, venimos de dos mundos, estamos en nuestras casas, con nuestras personas. Me siento bien, con soñar, esperar, al llegar al claustro, desear de primero encontrarnos, verte, a ver cómo has llegado, en tu blusa de seda, de cielo, en tus ojos, en tu talle, un cielo; o de “slacks”, “petticoat”, escarpines, chinelas de tacón, o por fin verte, con el traje de tu grado, tu cóctel, cubierta de seda, velos. Mañana es festivo, podemos escaparnos, a un irlandés, un Cosmopolitan, a hablar de la lección, caminar por la rotonda, olvidarnos del mundo, y yo, olvidarme del jardín, el amanecer, tenerte, poseerte, aunque sea en un abrazo despacio, tibio. También sé acerca de cuidados florales.

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