Después del amor

Después de la ensalada mediterránea, el vino, el Martini; o la cita, encontrarnos en el jardín; igual, es igual, sigue igual, hay que atender la casa, volver a la oficina. Ha sido de ensueño, la vespertina, el café concierto, la fiesta de máscaras; una fiesta, “Maizena”, cotillón, en la carroza, la terraza, por fuera, recitando el Alirón, cubiertos de fresas, vermouth. Pero, como niños buenos, adultos buenos, de nuestra casa, hay que levantarse con el sol, tomar la colación, la ruta después. Así, como gente, buena, es mejor descansar, no buscar más, no explotar más la tierra que ya nos dió bastante. Que también la tierra descanse, el cielo, la huerta, que también estuvo invitada, esperar que la estación vuelva, no inducir una nevada, o un cielo veraniego, no secar la tierra. Después, con qué festejamos; habrá poco, cuando regresemos, tomemos la suite nuevamente, queramos un nido de amor, con pétalos, espuma. Todo es un ciclo, ahora viene el otoño, hay hojas verdes, rojas, uva, sobre la tierra. El tenor, la niña, de la fonda, el colegio, todos están secos, quieren también tomar el sol, la luna. Descansemos, de la borrachera, la pesadez del amor, del deseo, “algodonado”, caliente, infinito. Yo ya comí, bebí, tengo sueño, un poco de revuelto, no quiero abusar más de la mesa, el buffet, me voy a mis aposentos, a recuperar la naturaleza, el bosque, el manantial. Yo quiero mi espacio, seré egoísta, no voy a compartir. Pero, no me olvidaré, pensaré en tí, en la tarde celeste, índogo, en la mañana, celeste también, de sol, de miel. Después del amor, de descansar, dejar así, después seremos dos, otra fiesta, otro baile.

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