Tentación de agosto

Qué voy a hacer. Mejor no te vuelvo a llamar, cómo eres, me acuerdo de ti, te convido desayuno, con sus trufas, miel de Maple, accesorios de Africa, India, en tus manos, tus pies, y te vas a la piscina, y yo en el refugio, no sé de ti. Estás bien, no me necesitas, no cuentas con mis servicios, puedo retirarme. O no puedo resistirme, es una tentación, llamarte, escuchar tu voz, tras de ella, tus juegos de niña, tus antojos, en tu tocador. Estos días, de los vientos de Gorgona, yéndose, volviendo el año entrante, estos días cumples años. Te convido al mirador, hago para ti el proyecto de paisajismo, bailo, y canto, para ti, si quieres. Es una fantasía, en el karaoke, el plató. Somos Joe Cocker, Jennifer Warnes, Engelbert Humperdinck, Dolly Parton, sesenteros, “reverdeciendo”, de melena, algodón, plataformas. Tienes los slacks, los “Dior Paraíso” de aguja, te pusiste lo que me gusta, tus curvas son imponentes, tus pasos diminutos; paseando por la Rambla, el parque, interpretando “Oficial y Caballero”, bailas, floreces, endulzas el paisaje; yo quiero, voy contigo, sigo tus pasos; ya no es la oficina, el seminario, no hay protocolos, etiqueta, para contempla tu boca, tocarnos, ser niños, tórtolos, en una canción, en un abrazo, como el sol. Eres lo que veo, escucho, adoro, en una revista, un casette, jugando a pasar rápido, rebobinar, acechándote, y al pasar página, emocionarme, sentirme acorralado, en tus manos. Eres un lucero, un momento del 84' en la Gran Manzana, Borinquen, Londres, tremenda, y como en la novela, no sabiendo qué hacer, porque no puedo acercarme.