Este es el diario sensible
Año de la feijoa, equinoccio de la cultural, día del capuchino
Esta tarde he estado muy triste. Perdí en ajedrez. ¿Qué pasó? ¿Qué estuvo mal? Perdí el negocio, fracasé otra vez, ideas de culpa, impotencia,otra vez, como siempre, como un tornado, un tifón del Indico, me gobiernan, hacen de mí, un cordero del sistema. Después, en la capa siguiente, música, llorona, pero esta es una flor, “Dicen que tú estás enamorada de mí”, voces, la muchachada, esperando mañana, pasado, cuando esté la orquesta bebamos; el sol, el “niño”, sobre mi cabeza, de tapiz, cepillo, sastre, sobre la calle, la chaqueta, el bolso, la rubia. Es una chica de Barrio Norte, Beverly Hills, Soho, con sus amigas, de compras por Harrods, “mechitos” de oro, de arena, confundiéndose con los lisos de la pelirroja, la azabache; rosa, oliva, lila, azabache también, en sus pestañas, sus manos; pero yo quiero ver sus pasos, como la primera vez, como después de clase, en puntas de pies, puedo verla, otra vez, estupenda, exquisita, pétalos de rosa, en sus pantorrillas, sus tobillos, jardín entre botas de campana, tallos, fiesta “veintera”, charleston. Nos cruzamos, seguimos a donde vamos, yo quiero quedarme, seguirla, por favor, algún día me quedaré a verla, consentirla, invitarla una flor para su cabello, unos chocolates, unos “Yves”, de plataforma. Ahora es un tornado, mar, desierto, picado, apaleándome, ideas de amor, conquistar, jugar juegos, ¿Qué pasó? ¿Por qué no puedo quedarme? Estoy enamorado. La vida es lo que ocurre mientras estoy ocupado creando expectativas de mentiras, juzgándome, sintiéndome menos. Ocurre también después de clase, frente al “Teleport”, bajo el sol, sesentera, en minifalda. Me fui para mi casa, a grabar el episodio de hoy, a masticar mi suerte, por partida doble, como el equipo del continente, el perdedor del continente, perdí otra vez, somos “cebollitas”, y no tengo a la rubia, bailarina. Pero ya no importa, no sé por qué siento así, la tarde es bella, la ciudad, en el bus, es un cuadro de Monet, celeste, crema, arcilla, exótico, adorable, estoy aquí, ahora, siento algo nuevo en mí, desprovisto de rimas, de expectativas, simple, confortable, caliente. La gloria, la vuelta olímpica, las fiestas, los contratos jugosos, están aquí, ahora, en unos rizos, unas mejillas, unos pasos altos, firmes, coquetos. Maña, pasado, algún día, bailaremos con la orquesta, nos tomaremos fotos, nos consentiremos.
Esta tarde he estado muy triste. Perdí en ajedrez. ¿Qué pasó? ¿Qué estuvo mal? Perdí el negocio, fracasé otra vez, ideas de culpa, impotencia,otra vez, como siempre, como un tornado, un tifón del Indico, me gobiernan, hacen de mí, un cordero del sistema. Después, en la capa siguiente, música, llorona, pero esta es una flor, “Dicen que tú estás enamorada de mí”, voces, la muchachada, esperando mañana, pasado, cuando esté la orquesta bebamos; el sol, el “niño”, sobre mi cabeza, de tapiz, cepillo, sastre, sobre la calle, la chaqueta, el bolso, la rubia. Es una chica de Barrio Norte, Beverly Hills, Soho, con sus amigas, de compras por Harrods, “mechitos” de oro, de arena, confundiéndose con los lisos de la pelirroja, la azabache; rosa, oliva, lila, azabache también, en sus pestañas, sus manos; pero yo quiero ver sus pasos, como la primera vez, como después de clase, en puntas de pies, puedo verla, otra vez, estupenda, exquisita, pétalos de rosa, en sus pantorrillas, sus tobillos, jardín entre botas de campana, tallos, fiesta “veintera”, charleston. Nos cruzamos, seguimos a donde vamos, yo quiero quedarme, seguirla, por favor, algún día me quedaré a verla, consentirla, invitarla una flor para su cabello, unos chocolates, unos “Yves”, de plataforma. Ahora es un tornado, mar, desierto, picado, apaleándome, ideas de amor, conquistar, jugar juegos, ¿Qué pasó? ¿Por qué no puedo quedarme? Estoy enamorado. La vida es lo que ocurre mientras estoy ocupado creando expectativas de mentiras, juzgándome, sintiéndome menos. Ocurre también después de clase, frente al “Teleport”, bajo el sol, sesentera, en minifalda. Me fui para mi casa, a grabar el episodio de hoy, a masticar mi suerte, por partida doble, como el equipo del continente, el perdedor del continente, perdí otra vez, somos “cebollitas”, y no tengo a la rubia, bailarina. Pero ya no importa, no sé por qué siento así, la tarde es bella, la ciudad, en el bus, es un cuadro de Monet, celeste, crema, arcilla, exótico, adorable, estoy aquí, ahora, siento algo nuevo en mí, desprovisto de rimas, de expectativas, simple, confortable, caliente. La gloria, la vuelta olímpica, las fiestas, los contratos jugosos, están aquí, ahora, en unos rizos, unas mejillas, unos pasos altos, firmes, coquetos. Maña, pasado, algún día, bailaremos con la orquesta, nos tomaremos fotos, nos consentiremos.
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