La anfitriona

“Atención”, estamos todos, hacemos un círculo, la orquesta, cuerdas, un Strauss, la novia, la quinceañera, la princesa del Ducado, del Barón, baila, con su padre, su amor, el salón se cubre de papel, pétalos, lluvia de palmas, es la cumbre, es un lucero, todos queremos con ella, tiene las mejillas sonrosadas, está emocionada, ganó el concursos, es la más preciosa. Todo está muy bien, la guerra terminó, es la utopía, todo está en su lugar, las flores, el buffet, gracias a la organización, la agencia, bueno, ahí va la agencia, la agente, es también anfitriona, maestra de ceremonias, florista, camarera en jefe, con sus lentes, su botón en sus solapa, su lápiz, en el salón, la puerta, la cocina, extrovertida, rítmica, sin bailar. Es mi mexicana, la chica del capuchino, obsesionada con el orden, la perfección, la vanidad. Aquí en mi mesa, rodeado, por mi traje, los comensales, no puedo evitar sentir algo de curiosidad, no guardar mi postura en la mesa, no estar formal, inclinarme, abrir los ojos más de la cuenta, tiene las mejillas, los labios, las piernas que más me gusta ver, lo que me retiene en las revistas de farándula, imagino en mis fantasías. Todos miran plácidamente a la princesa, y yo parezco un muñeco, en busca de la la anfitriona, sin que se den cuenta. Bueno, no necesito convidarla un trago, o decir “¿Estudias o trabajas?”, ya me conoce, me dice que soy muy lindo, me esperaba, le gusta que haya venido, pero aunque no sea así, seré su amigo, la acompañaré en su trajín, la convidaré al jardín, me dirá “¿Por qué no? Sí”, la esperaré junto a las rosas, la veré caminar, como frente a su espejo, bailando una danza en Casablanca, Marrakech, me dirá que soy un sol, o por qué la miro tanto, o por qué soy tan tierno con ella. En el salón todos quieren con la princesa, después más tarde, el hijo pequeño del director, tendrá su momento, bailará con la princesa, jugará con ella. De resto el salón está lleno de ovinos, en la granja, recitando las frases del libro de etiqueta, diciéndole gracias al “jefazo”, por la comida. Yo también soy un niño pequeño, tendré mi momento, con mi princesa, su estrés, sus juegos, juguetona, sexy, bajo sus lentes, sus medias, de estreno, de arena, bailaremos también, podemos hacer, lo que nos gustaría, lo que contamos, después de la oficina, las onces, podemos ser fugitivos, vanidosos, en una canción, en un abrazo, y al día siguiente, otra vez, dormiré poco, o recordaré como el día más recordado del año vigente.

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