¿Qué hacemos?

¿Qué vamos a hacer? ¿O yo qué voy a hacer? ¿Qué elijo? Retirarme, salvarme, “fold”, seguir por el mundo, ser yo mismo, haciéndome las mismas preguntas, queriendo más, pasando hambre y sed en el Sahara. O la gran empresa, la gran expedición, como cuando me preparé para ir al muelle de San Blas, vender todo, costearme todo, sabiendo que me expondré, perderé mi imagen, no tendré éxito, o no regrese. Hace años, estaba haciendo un examen de admisión, viendo Uruguay – Ghana, ir por la chica, con nobleza. Pero por el mismo tiempo, parece ayer, cuando marchaste, no me dejaste seguir, está fresco, vivo. En tus fotos, en la cena, el cóctel, estás entera, viva, radiante, después del deshielo. Yo quiero cubrirte, sembrar un jardín, en tu piel, tu tierra, rosa palo, en el recuerdo de grado, te ves como antes de pasar al Ritz, al Soho, al “Porompompero”, al salón de la gente guapa, en puntas de pies, pasos para caminar por Retiro, a medianoche, soñando ser bailarina, “performer”, “gagá”, escaparte con un príncipe. Princesa, en el plató, bailarina, no puedo resistirme, diseñando para el gabinete, la mansión, la revista, escaparme, soñar que bailamos, un Strauss, un Silvetti, yo soy tu almohada, tu escondite, de tu vanidad, cuando quieras florecer. Pero no eres una flor de aquí, o de Sevilla, Córdoba, no eres de mi ciudad hermanada. No sé por qué hablo contigo, eres de la otra orilla, de Puerto Real, ayer lanzaron al mundo para crecer una idea “novedosa”, para después dejarla y seguir con el boticario, eres hija del “el que pega primero...”, te falta palabra, carácter, ser tú misma, eres una más de la manada, del sistema, lo que puedan maquinar tus amigos, tu gente, por apropiarse de las tierras, del agua, por ser más competitivos, por una cuenta en Suiza. “No existen, son amargos”. Me hiciste daño, y así y todo, los zorzales cantan, hay mariposas libres, y m pierdo en fantasías, tentaciones, en postrarme a ti, así, como en tu foto de grado, en tu mesa, enredarme en tus piernas, el valle de tus hombros, me pierdo, mientras pinto el mural, guío la nave. Olvídate, primero mi maestría, mi piso en París, mis negocios, mi boutique, después, cuando quieras, puedes pasar, te hago una oferta, por el traje de noche, los Casadei, algo que no podrás rechazar. Tal vez algún día, en campo neutral, cuando seas profesional, adquieras por fin ética, seas persona, despiertes, y entonces paso a recogerte. Por ahora, esta noche, eres la anfitriona del evento, en mi almohada, en minifalda. Soñaré más.

Comentarios

Entradas populares